Cuando el hijo de Adán muere y su alma se aleja y él es puesto en su tumba, allí se encuentra en su primera etapa de la Otra vida, porque la tumba es la primera de las etapas del Más Allá.
Se narró que Hani’, el esclavo liberto de ‘Uzman ibn ‘Affan, que Al-lah Esté complacido con él, dijo: “Cuando ‘Uzman ibn ‘Affan se paraba junto a una tumba, lloraba hasta que su barba se mojaba. Alguien le dijo: ‘Recuerdas el Paraíso y el Infierno y no lloras, pero, ¿lloras por esto?’ Él, que Al-lah Esté complacido con él, dijo: ‘El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: ‘La tumba es la primera de las etapas de la Otra Vida; quien sea salvado de ella, lo que viene después será más fácil para él; pero si no es salvado de ella, lo que viene después será peor para él’”. Y el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “No he visto ecena más aterradora que la de la tumba” [At-Tirmidhi]
En la tumba, dos ángeles que están encargados de hacer preguntas, se presentan ante la persona y le preguntan en qué creía en este mundo, quién era su Señor, cuál era su religión y quién era su Profeta. Si la persona da las respuestas correctas, entonces se salva; pero si no las responde, entonces ellos le infligen una severa y dolorosa golpiza.
Si la persona era virtuosa, se le presentan ángeles con rostros blancos; pero si la persona era malvada, se le presentan ángeles con rostros oscuros. Esta es una de las tribulaciones que sufrirá.
Se narró de ‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella, que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, solía decir: “¡Oh Al-lah! Busco refugio en Ti de la pereza y la vejez, y de las deudas y pecados; del tormento del Fuego y de la tribulación del Fuego, y de la tribulación de la tumba y del tormento de la tumba, y del mal de la tribulación de la riqueza, y del mal de la tribulación de la pobreza, y del mal de la tribulación del Dayal (Anticristo). ¡Oh, Al-lah! Lava mis pecados con agua de nieve y granizo, y Limpia mi corazón del pecado como una vestidura blanca es limpiada de la suciedad, y Pon una gran distancia entre mis pecados y yo, tan grande como la distancia que has puesto entre el este y el oeste”. [Bujari]
Ibn Hayar, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, dijo: “La frase ‘de la tribulación de la tumba’ significa las preguntas de los dos ángeles”.
Con respecto a las preguntas que los ángeles harán en la tumba, esto se explica claramente en la siguiente narración. Se narró que el Compañero Al Bara’ ibn ‘Azib, que Al-lah Esté complacido con él, dijo: “Salimos con el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, de un funeral de un hombre de los Ansar (habitantes de Medina). Fuimos a la tumba, y cuando (el difunto) fue puesto en ella, el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, se sentó y nosotros nos sentamos alrededor de él, prestando máxima. Él tenía una vara en sus manos con la que estaba escarbando el suelo; luego levantó su cabeza y dijo: “Busquen refugio en Al-lah del tormento de la tumba”, dos o tres veces. Luego dijo: “Cuando el siervo creyente está a punto abandonar este mundo y entrar en la Otra Vida, desde el cielo vienen a él ángeles con rostros blancos como el sol, y se sientan alrededor de él hasta donde el ojo alcanza a ver. Ellos traen consigo mortajas y perfumes del Paraíso. Luego el Ángel de la Muerte va y se sienta cerca de su cabeza y dice: ‘Oh, alma buena, sal al perdón de Al-lah y Su complacencia’. Entonces ella sale fácilmente, como una gota de agua de la boca de un odre. Cuando la agarra, no la dejan en sus manos ni un instante antes de tomarla y ponerla en aquel sudario con aquel perfume, y de emana de él una fragancia como el más fino musk sobre la faz de la tierra. Luego ascienden, y no pasan a lado de ningún grupo de ángeles sin que ellos digan: ‘¿Quién es esta alma buena?’, y responden: ‘Es fulano de tal, el hijo de fulano de tal, llamándolo por los mejores nombres por los que era conocido en este mundo, hasta que llegan al cielo más bajo. Piden que sea abierto para ellos y es abierto, y (el alma) es bienvenida y acompañada hasta el próximo cielo por aquellos están más cerca de Al-lah, hasta que llegan al séptimo cielo. Entonces Al-lah Dice: ‘Registren el libro de Mi siervo en ‘Ili-in (el séptimo cielo), y regrésenlo a la tierra, porque de ella Yo los creé, a ella Yo los regresaré y de ella los levantaré una vez más’. Entonces su alma es regresada a su cuerpo, y allí vienen a él dos ángeles que hacen que se siente y le dicen: ‘¿Quién es tu Señor?’ Él responde: ‘Al-lah’. Ellos dicen: ‘¿Cuál es tu religión?’ Él responde: ‘Mi religión es el Islam’. Ellos dicen: ‘¿Quién es este hombre que fue enviado entre ustedes?’ Él responde: ‘Él es el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam’. Ellos dicen: ‘¿Qué hiciste?’ Él responde: ‘Leí el Libro de Al-lah y creí en él’. Luego una voz llama desde el cielo: ‘Mi siervo ha hablado la verdad, así que preparen para él una cama del Paraíso y ropa del Paraíso, y abran para él una puerta hacia el Paraíso’. Luego viene a él algo de su fragancia, y su tumba se hace ancha, hasta donde alcanza la vista. Luego viene a él un hombre con un rostro hermoso y ropas hermosas y una buena fragancia, quien dice: ‘Recibe las buenas noticias que te traerán alegría este día’. Él dice: ‘¿Quién eres? Tu rostro es un rostro que trae buenas noticias’. El hombre dice: ‘Soy tus buenas obras’. Él dice: ‘Oh, Señor, apresura la Hora, para que pueda retornar a mi familia y mi riqueza’. Pero cuando el siervo incrédulo está a punto de abandonar este mundo y entrar a la Otra Vida, desde el cielo bajan a él ángeles con rostros negros, trayendo un saco de tela tosca y áspera, y se sientan alrededor de él hasta donde alcanza la vista. Luego, el Ángel de la Muerte viene y se sienta a lado de su cabeza, y dice: ‘Oh, alma mala, sal hacia la ira de Al-lah Su furia’. Entonces, su alma se desespera dentro de su cuerpo, y luego sale cortando las venas y los nervios, como un pincho que pasa a través de la lana mojada. Cuando la agarra, no la dejan en sus manos por un instante antes de que la tomen y la pongan en el saco, y de allí sale un hedor como el más pestilente hedor de un cadáver sobre la faz de la tierra. Luego ascienden y no pasan a lado de ningún grupo de ángeles sin que digan: ‘¿Quién es esa alma mala?’, y ellos responden: ‘Es fulano de tal, llamándolo por los peores nombres por los que era conocido en este mundo, hasta que alcanza el cielo más bajo. Piden que sea abierto para ellos y no se abre”. Luego, el Mensajero de Al-lah, recitó las palabras de Al-lah (que se interpretan en español): {A quienes hayan desmentido Nuestros signos y se hayan ensoberbecido no se les abrirán las puertas del cielo ni entrarán en el Paraíso hasta que un camello pase por el ojo de la aguja [es decir, nunca]…} [Corán 7:40]
Él, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “Entonces Al-lah Dice: ‘Registren el libro de Mi siervo en el Siyyin (la tierra más baja), y regrésenlo a la tierra, porque de ella Yo los creé, a ella Yo los regresaré y de ella los levantaré una vez más’. Entonces su alma es arrojada”. Luego, el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, recitó el verso (que se interpreta en español): {Sed monoteístas y creed en Al-lah, y no seáis idólatras. Quien atribuye copartícipes a Al-lah es como quien se cae del cielo y lo arrastran las aves o el viento a un lugar lejano.} [Corán 22:31]
Él, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: Entonces su alma es regresada a su cuerpo, y allí vienen a él dos ángeles que hacen que se siente y le dicen: ‘¿Quién es tu Señor?’ Él responde: ‘Oh, no lo sé’. Ellos dicen: ‘¿Cuál es tu religión?’ Él responde: ‘Oh, no lo sé’. Luego una voz llama desde el cielo: ‘Preparen para él una cama del Infierno y ropa del Infierno, y abran para él una puerta hacia el Infierno’. Luego viene a él algo de su calor y su brisa caliente, y su tumba se hace estrecha y lo aprieta hasta que sus costillas se entrelazan. Luego viene a él un hombre con un rostro feo y ropas feas y un olor fétido, quien dice: ‘Recibe las malas noticias, este día se te había prometido’. Él dice: ‘¿Quién eres? Tu rostro es un rostro que presagia el mal’. El hombre dice: ‘Soy tus malas obras’. Él dice: ‘Oh, Señor, no Dejes que llegue la Hora, no Dejes que llegue la Hora’”. [Abu Dawud]