Introducción
Si {…La vida mundanal no es más que un placer ilusorio…} [Corán 3:185], el único lugar verdaderamente real en este mundo es la casa de Al-lah. Si “este mundo es una Paraíso para el incrédulo y una prisión par el creyente” [Mishkat], el único pedazo de Paraíso para el creyente en este mundo es la casa de Al-lah. “Un creyente fuera de la mezquita es como un pez fuera del agua”, dijo el amado Mensagero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam. La mezquita es la casa de Al-lah en la tierra, donde las distracciones mundanales se reducen y, para algunos adoradores afortunados, desaparecen completamente, y así el alma puede estar en la dichosa compañía de su Señor. Cada paso que da el creyente hacia la mezquita lo eleva un grado ante su Señor y le borra un pecado.
La mezquita es una parte esencial de la vida de un musulmán en toda situación, en cualquier lugar; es el centro de la vida comunal musulmana, el lugar más querido para nuestros corazones, más querido que nuestras propias casas. Es recomendado por la Sunnah rezar dos rak’ats en la mezquita antes de salir de viaje y después de regresar del mismo, antes te entrar en nuestras casas. Ya que una mezquita pertenece a todo musulmán, este es el lugar de todos y es responsabilidad de todos. Aquellos que abandonan su lugar en la mezquita, abandonan su pedazo de Paraíso, realmente se están privando del regalo de Al-lah. En ella, hay una impresionante manifestación de la vida islámica: todos los musulmanes son iguales, amorosos, como hermanos y hermanas unos de otros, ayudándose mutuamente, consolándose en la aflixión, apoyándose mutuamente ante la adversidad, y celebrando la felicidad del otro.
La mezquita juega un rol importante en unificar a los musulmanes. En los tumultosos tiempos de hoy en día, nuestras comunidades están lidiando con profundas divisiones y conflictos. Musulmanes de diferentes orígenes, étnias y escuelas de pensamiento se pueden unificar si dejan que la bendición divina y el espíritu fraternal de la mezquita los guíen. Desafortunadamente, algunos de nosotros decidimos llevar nuestro pedazo de voraz mundanalidad a la mezquita, contaminando así su pureza. Debemos dejar que la espiritualidad de la casa de Al-lah nos enseñe y prevalezca sobre nosotros y no al revés.
El Salat en grupo
Realizar el Salat en congregación es uno de los deberes más importantes de un musulmán. Abdul-lah ibn Omar narró que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “El Salat en congregación es mejor que el Salat realizado individualmente por veintisiete grados”. [Bujari y Muslim] Además, el Salat realizado en las congregaciones grandes y en las mezquitas más distantes tiene más recompensa. Así, la mezquita sirve como un lugar de encuentro para los musulmanes, donde ellos pueden saber unos de otros y de la comunidad en su conjunto.
El Salat congregacional tiene muchos beneficios espirituales y sociales. Refuerza la unidad y cooperación de los musulmanes ya que fortalece los lazos de hermandad entre ellos. Después del Salat los musulmanes intercambian saludos y se preguntan unos a otros sobre su bienestar.
Al-lah, Glorificado y Exaltado sea, Alabó y Honró Sus casas sobre la tierra en el Coran:
· {Al-lah Permitió que fuesen erigidas y honradas las mezquitas para que se invoque Su nombre, y en ellas Le glorifiquen por la mañana y por la tarde, hombres a los que ni los negocios ni las ventas les distraen del recuerdo de Al-lah, la práctica de la oración prescrita y el pago del Zakat…} [Corán 24:36-37]
· {Diles: Mi Señor solo Ordena lo que es justo y moral. Orad en las mezquitas, invocad a Al-lah y sed sinceros en la fe…} [Coránn 7:29]
El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “Si ven a un hombre frecuentar la mezquita, entonces testifiquen que él tiene fe, como Dice Al-lah {Solo deben frecuentar las mezquitas de Al-lah aquellos que creen en Él, en el Día del Juicio…} [Corán 9:18]”.
La mezquita en el tiempo del Profeta y la historia islámica
La mezquita era el corazón de la primera comunidad islámica en Medina. La primera mezquita que fue construida cuando nuestro amado Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, emigró a Medina fue la mzaquita de Quba en las afueras de Medina. Poco después, una segunda casa de Al-lah, la cual se convertiría en uno de los dos grandes santuarios del Islam, conocida como Masyid An-Nabawi, “la Mezquita del Profeta”, fue construida. Alabando a las mezquitas, Al-lah Dice (lo que se interpreta en español): {…una mezquita erigida con piedad desde el primer día es más digna de que ores en ella, pues allí hay hombres que desean purificarse, y Al-lah Ama a quienes se purifican.} [Corán 9:108]
La comunidad de Medina fue el primer Estado Islámico, y las acciones del Mensajero establecieron que la mezquita sería el corazón de todo estado islámico. Postereiormente, una multitud de roles fueron asignados la Mezquita del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, estableciendo que en el Islam la religión no está separada de ningún aspecto de la vida. Los valores espirituales que emanan de la casa de Al-lah deben ser la fuente de paz, integridad y guía para toda la vida islámica. Las mezquitas han servido históricamente, y continúan sirviendo hoy en día, como centros de iluminación espiritual, intelectual y cultural para la comunidad musulmana.
Centros de enseñanza y educación
Además de ser un centro para la adoración colectiva, la Mezquita del Profeta difundía el conocimiento de Al-lah y Su religión desde el primer día de su fundación. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, se sentaba dentro de la mezquita antes, durante y después del Salat, y enseñaba a sus compañeros la revelación de Al-lah recitando y explicando los contenidos del nuevo mensaje, y corrigiéndolo y guiándolos hacia los valores morales y buenos modales.
La naciente comunidad musulmana estaba anciosa por aprender las nuevas revelaciones cuando descendían. Así fue el comienzo del rol de la mezquita como la linterna del Conocimiento Islámico, cuya luz sentaría los fundamentos de la hermosa y magnificente civilización islámica que se esparció por todo el mundo civilizado de la época en solo décadas.
Las universidades, centros dedicados a la educación superior, fueron la mayor invención institucional de la gran civilización islámica. Las primeras universidades fueron establecidas en la mezquita. No es de extrañarse que la palabra árabe para “universidad”, Al Yami’ah, se acerca mucho a la palabra común para mezquita, Al Yami’. Hasta nuestros días, las universidades-mezquitas de África del Norte, como Al Azhar en Egipto, Al Qairawan en Marruecos, Az-Zaituna en Túnez, son una reminiscencia de su antiguo prestigio.
Muchos de los educadores en las ciencias aplicadas eran tambien eruditos religiosos, como Ibn Rushd, autor de Bidaiat Al Muytahid Wa Nihaiat Al Muqtasid en Fiqh comparativo, quien también es el autor de At-Talabat en medicina; y Al Jawarizmi, autor de Al Farid, que está basado en el conocimiento del Álgebra para resolver los problemas de herencia en el Fiqh.
Esta combinación de adoración y conocimiento, de alimentación del alma y de la mente en el mismo lugar, es notable: un sello de la verdadera civilización islámica. Compara esto con las iglesias cristianas de la Edad Media, donde el conocimiento era un privilegio de la élite religiosa solamente, y para los laicos muchas veces estaba prohibido este aprendizaje; su trabajo era creer y adorar ciegamente, y someterse a los sacerdotes, no solamente a Al-lah. Hasta la actualidad en Occidente, este elitismo en el conocimiento religioso y la apatía general hacia el mismo continúa por diferentes razones: no porque este conocimiento sea prohibido para la mayoría de las personas, sino porque es irrelevante.
La comunidad musulmana fue balanceada desde sus inicios. Todos los aspectos esenciales para establecer una civilización completamente centrada en Dios fueron cuidadosamente cumplidos. En el Islam, el conocimiento no es para la élite o para el sacerdocio –lo cual no existe en el Islam– sino para todos los creyentes.
La mezquita contribuyó al florecimiento de la ciencia. La universidad de Al Qairawan en Marruecos consistía de dos lugares para la educación, uno para los hombres y otros para las mujeres. Las investigaciones científicas, inspiradas por la civilización islámica se desarrollaron en varios campos, ya que el Islam insentivó el intelecto humano y proveyó sólidas creencias que guiaron a la humanidad en la dirección correcta.
La mayoría de los eruditos y juristas celebraron sesiones de estudio dentro de la mezquita en varias disciplinas islámicas, como Corán, Tafsir, Fiqh, Hadiz y lengua árabe. Un grupo de compañeros demostraron sus aptitudes como juristas y eruditos en la época del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam. Algunos de ellos memorizaron cada palabra pronunciada por el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, y narraron la enorme riqueza de la Sunnah para nosotros. Otros sobresalían en el aprendizade de los comentarios coránicos (Tafsir) del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam.
El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dirigía a la gente a la mezquita. Anas, que Al-lah Esté complacido con él, dijo que los Compañeros, luego del Salat del Fayer, se sentaban en círculos para recitar el Corán y aprender la Sunnah.