De vez en cuando, encontramos en las noticias títulos relacionados con la huida de algunas jóvenes de sus casas, para quienes vivir en otro lugar -sea de conocidos o desconocidos- es mejor que seguir en la casa de sus propios padres o familiares.Sin lugar a duda, esta actitud es una fuerte crisis por la que pasan estas muchachas, que por lo general rondan entre los 10 y 15 años de edad, que les hace cambiar abruptamente su forma de pensar, sentir y comportarse, al punto que se atreven a tomar una decisión tan radical, que ni siquiera los adolescentes varones de su edad son capaces de tomar sin antes haberlo pensado más de una vez, haber realizado una cantidad incontable de cálculos y haber analizado cada cosa. Sin embargo, estas mujeres, que se supone son delicadas y necesitan mayor protección, se deciden sin contemplar sentimiento y remordimiento alguno por abandonar el lugar donde nacieron y pasaron los primeros años de sus vidas.
El escape de estas jovencitas de sus hogares, en la mayoría de los casos, es simbólico, es decir, que no necesitan irse o salir de ellos para vivir en otro mundo lejos de los suyos. Convierten sus habitaciones en sus lugares de refugio, donde se dedican todo el tiempo al chat, al teléfono, a navegar por internet y la televisión, medios que llenan sus mentes y seres de quién sabe qué cosas. Muchos padres piensan que está bien que se encierren en sus cuartos y no salgan para nada, y que esto es mejor a que anden por ahí por la calle; ellos se olvidan de de lo que el Profeta Muhammad, sallallah 'alaihi wa sallam, dijo: “El lobo se come a la oveja que se aleja del rebaño”.
Otra forma figurada de cómo las muchachas huyen de sus casas es la rebeldía que les hace estar siempre en contra de todo lo que sus padres y familiares les dicen o exponen, no porque estén buscando llegar a algún punto, solo lo hacen por llevar la contraria, por terquedad y por querer imponerse a su manera; detestan cualquier cosa que hagan o digan sus padres. Y por último, está el escape real, que las lleva a abandonar su hogar por la difícil situación que en él viven o piensan que viven.
Las razones que llevan a estas muchachas a abandonar sus casas tienen dos vertientes principales, una de ellas está relacionada con sus familias y la otra con ellas mismas. Iniciemos hablando de las que tienen que ver con ellas, la primera de todas es la falta de una conciencia religiosa adecuada, esta es la más grave de todas las enfermedades que pueden afectar el corazón, Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Mas quien se aleje de Mi Mensaje llevará una vida mísera.} [Corán 20:124] Sumada a esta desgracia, tenemos las malas amistades, dijo el Profeta Muhammad, sallallah 'alaihi wa sallam: “La persona sigue el comportamiento de sus amigos, así que tened cuidado de a quiénes escogéis por amigos”. [At-Tirmidhi]
Los medios de comunicación juegan un papel fundamental en el cambio de conducta que sufren estas jovencitas; las novelas, películas y video clips que presentan a diario, van en contra de los principios del Islam, pues les muestran una realidad falsa, donde se disfraza el éxito con la rebeldía, el abandono de la casa, y la ruptura de las normas establecidas. Existen también casos en que la salida del hogar se debe al deseo de casarse con un hombre al que tal vez su familia rechace, o el rechazo a escuchar los consejos y exhortaciones que les hacen los mayores cuando ellas cometen un error.
En cuanto a las razones que se relacionan con la familia, pues son muchas, dentro de las que podemos mencionar:
· La violencia en contra de las niñas y las mujeres de la casa, sea cometida por parte de los padres, hermanos, madres o madrastras.
· La oposición de sus padres, sin un motivo válido, a que sus hijas se casen, o tal vez porque ellas representan un ingreso más, en el caso de que estén trabajando.
· La coacción para que se casen con personas que ellas no conocen, y lo peor de todo, es que a veces se acuerdan los matrimonios sin que ellas se enteren.
· La violación a los derechos fundamentales de las hijas mujeres.
· La ambición de sus familiares cuando sus padres han muerto y ellas tienen derecho a la herencia. Hay varios casos en que se les acosa de tal modo, que la única salida que encuentran es huir.
· El descuido de los padres, pues hay madres que no se dan por enteradas de lo que está pasando con sus hijas, sus intereses y preocupaciones; sin mencionar que son muchísimos los hogares en el que la figura paterna está ausente, no por que haya muerto o dejado la casa, sino porque todo el tiempo está fuera de ella, ocupado en el trabajo o con sus amistades; al punto que si se les preguntara por el nombre del colegio donde estudian sus hijos, el grado en el que están y las notas que ganan, no sabrían responder.
· La preferencia por los hijos varones.
· Las constantes disputas y peleas entre los padres, que pueden llegar hasta los insultos y el maltrato físico.