A ti que te encuentras disfrutando de los primeros momentos de la vida matrimonial, en los que el amor siempre ondea sobre tu hogar, a ti que deseas que este sentimiento perdure para siempre entre tú y tu cónyuge es que dirigimos los siguientes consejos que te pueden ayudar en tu propósito:
· El amor es ese estado en el que hacer a la otra persona feliz se convierte en una prioridad. El marido necesita sentir que su esposa confía en él, en su competencia y capacidad de cumplir con lo que se espera de él; pero no necesita solo que se lo diga, debe demostrárselo con sus acciones y posiciones. Cuando la mujer está convencida de que su marido hace todo lo posible y se esfuerza para que ella esté cómoda y feliz, le está expresando directamente que ella confía en él. La esposa necesita sentir que su esposo cuida de ella, que se interesa por sus sentimientos y que ella ocupa un lugar exclusivo en su vida. Estos dos componentes dan estabilidad al hogar pues ella siente seguridad, y cuando el esposo sabe que tiene la confianza absoluta de su esposa, esto le inspira mayor interés por suplir hasta sus mínimas necesidades.
· Planea junto con tu cónyuge el futuro de su relación. El doctor George Golden, director del Centro de Investigaciones de la Relación de Pareja, menciona que el éxito de la pareja o su fracaso se resume en dos palabras: “las bases fundamentales”. Según las estadísticas, el 70% de las parejas no planean su futuro ni se esperan los resultados que obtienen, y tampoco saben cómo actuar frente a diversas situaciones, pues estas “bases fundamentales” no se establecen durante los primeros 6 meses del matrimonio.
· El respeto y el amor aseguran la estabilidad y felicidad de la pareja, por ello es importante que el respeto esté presente siempre en su trato cotidiano.
· Los esposos desean librarse de los problemas, de todo lo que les suprima su independencia, en especial de la rabia de la esposa que grita por cualquier tontería que hacen los niños, y de la imprudencia de aquellas que les dicen que hubiesen preferido casarse con fulano o zutano para haber sido felices. Este tipo de problemas generan en el esposo el sentimiento de lejanía e incompatibilidad con su esposa.
· Cuando haya problemas, cada uno debe ser completamente sincero consigo mismo; no hacerlo conlleva al agrandamiento de los conflictos y, por consiguiente, al deterioro de la relación de pareja. Cuando sientan que la relación no anda como debería, sepan que algo está pasando y no traten de ignorar la situación tratando de convencerse de que nada está sucediendo. Cuando sean sinceros consigo mismos y acepten la realidad, descubrirán que es más fácil resolver los problemas, sin exagerar en ellos o descuidarlos por completo.
· El silencio es recomendable cuando hay algún tipo de diferencia entre la pareja, siempre y cuando este no sea prolongado y el diálogo reine entre ellos. Sin embargo, callar siempre y guardarse las cosas deteriora la relación, tanto que el trato se vuelve frío entre los esposos y el matrimonio se convierte en un campo de batalla, obstaculizando la posibilidad de retornar al amor y la ternura inicial. Para que esto no suceda, es importante que los espacios para el diálogo estén siempre abiertos entre ambos, en especial en los momentos en que ambos estén más relajados, y cada uno exprese lo que siente y piensa. Esta es una de las maneras más efectivas para acabar con todo lo que se ha venido guardando durante tiempo.
· Los expertos en sociología afirman que el esposo o la esposa que sienten que no pasan el tiempo suficiente en compañía de su pareja, pueden cambiar esta situación a través de la realización de oficios y actividades compartidas en pro de su familia. Cuando la esposa ve que su marido la ayuda en sus labores comprueba la comprensión y el cariño que éste siente por ella.
· Recién casados, el esposo presta más atención a la belleza de su mujer que a cualquier otra cosa; pero con el paso del tiempo esto cambia. Así que cuando ella escuche que su esposo la admira por sus palabras y su compañía, debe saber que él la ama.
· Sabemos que la religión no le permite a la esposa pedirle a su marido algo que esté fuera de sus posibilidades. Sin embargo, no está de más que de vez en cuando ella le pida algo, dentro de esas posibilidades, pues esto hace que el amor y la comprensión aumenten y se fortalezca entre ellos, y que el hombre sienta la satisfacción de suplir las necesidades de su esposa y complacer sus deseos.
Y por último, es importante que la pareja entienda que cuando surja alguna diferencia entre ellos, no deben salir corriendo a donde su familia para buscar una solución a ese mal entendido. Es comprensible que cuando el matrimonio apenas comienza, tanto él como ella están muy unidos a su vida anterior, es decir, a su casa paterna; pero esto no significa que haya que hacer de la familia un intermediario entre los cónyuges cuando hayan problemas, a menos que estos en realidad sean muy complicados y grandes, pues hacerlo significa imponer presiones innecesarias a la relación, las cuales terminarán por deteriorarla y hasta acabarla por completo.