La madre musulmana es compasiva con sus hijos
La verdadera musulmana es compasiva con sus hijos, al ser la compasión la principal característica islámica que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, alentó de palabra y de hecho; como Anas, que Al-lah Esté complacido con él, nos relató: "Yo jamás vi a alguien más compasivo hacia los niños que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam. Su hijo Ibrahim estaba bajo el cuidado de una nodriza en las colinas circundantes de Al Madinah. Él iba allí y nosotros íbamos con él. Entraba a la casa, recogía a su hijo y lo besaba, luego regresaba". [Muslim]
La compasión y el amor del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, por los niños musulmanes, incluía a los más pequeños. Él los colmaba con su compasión y afecto. Anas, que Al-lah Esté complacido con él, relató que cuando el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, pasaba cerca de un grupo de niños, les sonreía cariñosamente y los saludaba. [Bujari]
Un ejemplo de la perdurable sabiduría del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, en lo referente a la crianza de los hijos, es el siguiente hadiz: "No es uno de nosotros quien no demuestre compasión hacia nuestros pequeños y no reconozca los derechos de nuestros mayores". [Ahmad]
Abu Hurairah, que Al-lah Esté complacido con él, narró que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, besó a Al Hasan Ibn ‘Ali; Al Aqra‘ Ibn Habis, entonces le dijo: "Yo tengo diez niños y nunca he besado a ninguno de ellos". El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, le dijo: "A quien no muestre misericordia, no se le mostrará misericordia". [Bujari y Muslim]
El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, gran educador, siempre procuraba infundir la cualidad de la misericordia y la compasión en los corazones de la gente, y despertaba su potencial para el amor y el afecto, las características humanas más básicas.
Un día, se presentó un beduino ante el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y le preguntó: "¿Tú besas a tus hijos? Nosotros no lo hacemos". El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, contestó: "¿Qué puedo hacer por ti si Al-lah, Glorificado sea, Ha quitado la misericordia de tu corazón?".
‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella, relató: "Cuando Fatimah entraba en el cuarto, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, se levantaba, le daba la bienvenida, la besaba y le ofrecía su asiento; y cuando él entraba en el cuarto, ella se levantaba, tomaba su mano, le daba la bienvenida, lo besaba y le ofrecía su asiento. Cuando ella lo vino a ver durante su enfermedad terminal, él le dio la bienvenida y la besó". [Abu Dawud]
El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, elogió a las mujeres de Quraish porque eran las mujeres más compasivas con sus hijos, las más preocupadas en criarlos adecuadamente y hacer sacrificios por ellos, aparte de cuidar bien a sus maridos. Esto se puede ver en las palabras narradas por Al Bujari, provenientes de Abu Hurairah, que Al-lah Esté complacido con él, quien dijo: "Escuché al Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, decir: ‘Las mujeres de Quraish son las mejores mujeres en montar camellos. Ellas son compasivas para con sus hijos y son las más cuidadosas en lo que respecta a la riqueza de sus maridos’".
A la luz de esta guía, la fiel musulmana no puede ser rigurosa con sus hijos y tratarlos de manera ruda ni vulgar, aunque su naturaleza sea desagradable y reservada; ya que esta religión, con su esclarecimiento y dirección, suaviza los corazones y despierta sentimientos de amor y afecto. Los padres deben llenarse de amor, afecto y cuidado, predisponiéndose a realizar sacrificios para dar lo mejor de sí mismos a sus hijos.
Sin lugar a dudas, el caudal de emoción que la madre musulmana siente por sus hijos es uno de los grandes motivos de su felicidad en esta vida. Esto es algo que se ha perdido en las mujeres del mundo occidental, agobiadas por el materialismo y exhaustas por el diario agotamiento del trabajo, que les ha causado la pérdida del calor de los sentimientos familiares. Las mujeres van perdiendo su feminidad, y luego su felicidad, debido al constante ciclo de trabajo agotador. La felicidad de los individuos y de la sociedad en su totalidad se encuentra en el hogar, en el regazo de la familia. La familia es la fuente de inspiración, bondad y creatividad.
Brinda afecto y atención a sus hijos e hijas por igual
La fiel musulmana no discrimina entre sus hijos e hijas, en cuanto a su cariño y cuidado, como hacen algunas mujeres que no están libres de los efectos de la mentalidad de la era pre-islámica. Ella es justa con todos sus hijos, varones y niñas por igual, y cuida de todos ellos con compasión y amor. Comprende que los hijos son un regalo de Al-lah, el Todopoderoso, y que el regalo de Al-lah, sean hijos o hijas, no puede ser rechazado o cambiado. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Él crea lo que Le place, agracia a quien quiere con hijas, y a quien quiere con hijos. O les concede hijos varones y mujeres, o les hace estériles; en verdad, Él es Omnisciente, Omnipotente.} [Corán 42:49-50]
La musulmana que realmente es guiada por su religión, no olvida la gran recompensa que Al-lah preparó para quien eduque a sus hijas y cuide de ellas apropiadamente, como queda manifestado en numerosos hadices auténticos; por ejemplo, el narrado por Al Bujari de ‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella, en el cual ella dice: "Una mujer se presentó ante mí con sus dos hijas y me pidió caridad. Ella me contó que no tenía nada más que el dátil que le di. Ella lo tomó, lo dividió entre sus dos hijas y no comió nada del mismo. Luego se levantó y abandonó el lugar junto con sus dos hijas. Llegó el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y le conté lo que había sucedido. Entonces, él dijo: ‘Quien sea puesto a prueba con sus hijas y las trate bien, ellas serán para él como un escudo contra el fuego del Infierno" [Bujari y Muslim].
De acuerdo con otro registro narrado por Muslim de ‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella, dijo: "Una mujer pobre vino a mí llevando a sus dos hijas. Le di tres dátiles para comer. Ella dio un dátil a cada una, y levantó el tercero hasta su boca para comerlo. Sus hijas le pidieron que se los diera. Entonces partió el último dátil entre ellas. Yo estaba impresionada por lo que había hecho, por eso le conté al Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, al respecto. Él dijo: ‘Al-lah, Glorificado sea, ha decretado el Paraíso para ella por esto’ [Muslim]". O: "Él la ha salvado del Infierno por haber hecho eso".
Abu Hurairah, que Al-lah Esté complacido con él, relató que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: "Quien tenga tres hijas, y las cobije, tolerando sus alegrías y penas con paciencia, Al-lah le admitirá en el Paraíso por la virtud de su compasión hacia ellas". [Ahmad] Un hombre le preguntó: "¿Qué pasa si sólo tuviera dos, Mensajero de Al-lah?" Él dijo: "Aunque fueran dos solamente". Otro hombre preguntó: "¿Qué pasaría si él sólo tuviera una, Mensajero de Al-lah?" Él dijo: "Aunque solamente tuviera una, también sería admitido en el Paraíso".
Ibn ‘Abbas, que Al-lah Esté complacido con él, dijo: "El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: ‘Quien tenga una hija nacida de él, y no la entierre viva, ni la humille, y tampoco prefiera a su hijo varón por encima de ella, Al-lah le admitirá en el Paraíso’".
La compasión del Profeta se extendió a las mujeres, e incluyó a las hermanas, así como a las hijas, como se puede ver en el hadiz narrado por Al Bujari, quien afirmó: "El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: ‘No hay nadie que tenga tres hijas, o tres hermanas, y las trate bien, sin que Al-lah lo admita en el Paraíso’".
De acuerdo a un registro brindado por At-Tabarani, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: "No hay nadie entre mi Ummah que tenga tres hijas o tres hermanas, y él las sustente hasta que crezcan, sin que esté conmigo en el Paraíso así…", y alzó sus dedos índice y medio juntos.
Ninguna mujer culta se queja de criar a sus hijas o prefiere a sus hijos por encima de ellas, si escucha las enseñanzas del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, que elevaron la condición de las hijas, y por las cuales prometió un Paraíso, tan amplio como el cielo y la tierra, y su compañía para quien las crié, las eduque y las trate apropiadamente.