Es muy común que las personas se comparen entre sí, sea por su apariencia, su figura, su profesión, su trabajo, sus bienes y propiedades, etc. Sin embargo, las comparaciones pueden ser perjudiciales, porque generalmente quienes las hacen se comparan con personas que están en condiciones mejores y son más privilegiadas, lo que puede llevarlas a sentirse inferiores, a tener sentimientos encontrados de tristeza, desánimo, rendición y hasta envidia, o lo que es peor, se ciegan y no ven los inmensos favores con los que Al-lah las ha agraciado.
Esta es la razón por la que las enseñanzas del Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, buscan evitar todo ese tipo de sentimientos desfavorables, instándonos a mirar a las personas que están en condiciones menos favorables que las nuestras, para que de esta manera la complacencia y el agradecimiento siempre estén presentes. Abu Hurairah, que Al-lah esté complacido con él, reportó que en enviado de Al-lah dijo: “Miren a quienes están en condiciones por debajo de las suyas y no a los que están por encima, de esta manera se evita despreciar la gracia de Al-lah” (Muslim).
El anterior hadiz es un gran ejemplo de la sabiduría y la elocuencia que le fue dada al Mensajero de Al-lah, y es acorde a lo que Al-lah no dijo: {Soy Yo Quien concedo el sustento en la vida mundanal y elevo en grados a algunas personas sobre otras, para que así se sirvan y beneficien unos a otros. Sepan que la misericordia de su Señor es mejor que lo que pudieran acaparar [de bienes materiales en esta vida]} [Corán 43:32]. El ser humano es ambicioso y siempre anhela lo que no tiene, razón por la cual la guía profética se hace presente, para ayudarlo a encaminarse en el buen comportamiento.
Ibn Hayar mencionó un hadiz con una directriz encaminada al mismo objetivo que el anterior, este fue reportado por ‘Abdul-lah Bin Ash-Shujair en el que reportó que el Mensajero de Al-lah dijo: “Disminuyan las visitas a las casas de los ricos [lo ostentosos y engreídos], así evitarán despreciar las gracias que Al-lah les ha otorgado” (Al Hakim).
Dijo Al-lah: {No codicies [¡oh, Muhammad!] aquello conque he agraciado a algunos de los ricos [de los incrédulos], pues son solo placeres de esta vida mundanal con los que los ponemos a prueba. La recompensa que tu Señor tiene reservada es mejor y más duradera} [Corán 20:131].
Compararse con las personas menos favorecidas hace que uno descubra que hay gente que está en condiciones que jamás se imaginó, encontrará que hay quienes, para ganar su sustento, deben hacer trabajos extremadamente difíciles, que tal vez no tengan hijos, que estén sufriendo de enfermedades prolongadas y crónicas, que sus viviendas no cuentan con las condiciones mínimas que toda persona merece, etc. Esto nos ayuda a curar nuestros corazones de la avaricia, a ser agradecidos con Al-lah por lo que se tiene, a sensibilizarnos y a purificarnos.
Para evitar la avaricia y el desprecio por las pequeñas cosas de la vida que Al-lah nos ha otorgado es importante evitar mezclarse con las personas a las que les gusta mostrar sus riquezas, pues hacerlo nos lleva a querer ser iguales o mejores que ellos, lo que puede generar en nosotros angustia y otros sentimientos negativos si no logramos alcanzar su nivel. Ibn ‘Aun dijo: “Cuando andaba con los ricos no valoraba lo que tenía, y la agonía y preocupación siempre me acompañaban; pero cuando comencé a andar con los menos favorecidos, mi ser descansó”.