Ayunar durante Ramadán no consiste solo en abstenerse de comer y beber, sino que debemos protegernos también de utilizar un lenguaje malo, de difamar, de mentir y de la ira.
Lamentablemente, para muchos de nosotros, la abstención de alimentos también significa un aumento de la irritabilidad y la ira, haciéndonos decir algunas cosas que probablemente no queremos decir. He aquí algunos consejos sobre cómo podemos controlar nuestras lenguas (que son aplicables también fuera de Ramadán) e incrementar nuestra paciencia tanto en nuestra comunicación con los demás como con nosotros mismos:
1. Piensa
Las frases “piensa antes de hablar” y “si no tienes nada bueno que decir, no digas nada” parecen un cliché, pero tienen mucho peso en la vida de los musulmanes. Se ha hecho tristemente común ser irritable mientras se ayuna, así que tendemos a exaltarnos y decir cosas que en realidad no queremos decir. Para combatir esto, piensa en lo que vas a decir antes de abrir tu boca. Suena sencillo, pero nos hemos acostumbrado tanto a hablar sin pensar, que las palabras simplemente vuelan fuera de nuestra boca sin que nos demos cuenta.
Consejo: Trata de tomarte unos momentos antes de hablar para evaluar si lo que vas a decir es beneficioso o necesario. Utiliza tu hambre, debilidad, cansancio (lo que sea que estés sintiendo) para evitar abrir tu boca innecesariamente. Dedica más tiempo a hacer Dhiker, a pensar o a contemplar, en lugar de desperdiciar tiempo en charlas innecesarias que no son beneficiosas y que son potencialmente dañinas.
2. Discúlpate
Aunque pueda resultar difícil, si resulta que le dices a alguien algo que lo lastime, simplemente pide disculpas. Sin importar lo que hayas dicho, recuerda disculparte por tu mal comportamiento si sientes que te pasaste de la raya (sea que la otra persona parezca lastimada, disgustada o no). Esto no puede tener más que efectos positivos. Muchos de nosotros tenemos dificultad para disculparnos con la gente y aceptar nuestros errores, de modo que esto nos hará humildes y nos asegurará que tengamos más cuidado la próxima vez, porque puede ser muy incómodo aceptar nuestro error y expresarlo verbalmente. Segundo, esto puede ayudar a mejorar tu relación con la otra persona, porque estás mostrando que eres consciente de sus sentimientos y te preocupas por ellos.
3. Cuida tu ambiente
Si vas a estar con personas, rodéate de buena compañía. Se necesitan dos para chismorrear. Mucha gente que participa en murmuraciones y difamaciones no lo harán todo el tiempo ni con toda la gente, de hecho, ellos pueden tener un grupo especial de amigos con quienes comparten este hábito. Si te das cuenta de que ciertas personas te facilitan participar de esto, ¡aléjate de ese grupo! Si tiendes a ser la persona que empieza con ello, encuentra nuevos amigos o guárdatelo para ti mismo. Ramadán es la época para resolver estos asuntos y mejorar el control de tu lengua, ¡no solo respecto a la comida!
4. Recuerda
Difamar y mentir son pecados graves y están prohibidos en el Corán y en varios hadices. Investiga y aprende el castigo por difamar –uno de los castigos es en la tumba–, así que puedes mantenerte alejado de este castigo procurando visualizar e intuir cómo se sentiría eso. Si lo que quieres dejar atrás es el maldecir y decir malas palabras, resulta provechoso que te acuerdes de los ángeles que escriben todo lo que dices. ¿Realmente queremos hacer que los ángeles registren blasfemias? ¿Queremos que sean palabras infames nuestras últimas palabras si el ángel de la muerte viene a tomar nuestra alma en ese momento? Recuerda lo que dice Al-lah, Glorificado sea, en el Corán (lo que se interpreta en español): #{… y no os espiéis ni habléis mal del ausente, pues ello es tan repulsivo como comer la carne de un hermano muerto. ¿Acaso alguno de vosotros desearía hacerlo? Por supuesto que os repugnaría. Y temed a Al-lah; ciertamente Al-lah es Indulgente, Misericordioso}## [Corán 49:12]
5. Refuerza
Por último, un medio de obligarnos a mantenernos por el buen camino es el viejo truco del frasco utilizado por nuestros abuelos. La idea es mantener en la casa un frasco en el que se debe poner obligatoriamente cierta cantidad de dinero cada vez que falles en controlar tu lengua, por ejemplo, cada vez que digas palabrotas o chismes. La cantidad de dinero debe ser lo suficientemente significativa para hacerte sentir mal y lamentar lo que has dicho, pero recuerda que eso te costará más en el la otra vida. Al final de Ramadán puedes donar el dinero en caridad, pero el verdadero propósito es darte una representación física de lo grave que es esto y de lo mucho que necesitas mejorar. Resulta de ayuda que le pidas a alguien que te recuerde cuando te equivoques y te ayude a mantener tu promesa.
A menudo no nos damos cuenta cuántas cosas negativas decimos en un día, pero este mes bendito es una oportunidad para mejorar nuestro carácter, y puede mejorarnos por el resto de nuestras vidas.