Alabado sea Al-lah, a Él le solicitamos ayuda, guía y perdón, y buscamos refugio en Él del mal de nuestro ego y acciones; a quien Al-lah Guía nadie podrá extraviarlo, y a quien Al-lah Desvía ningún otro le guiará; y doy testimonio de que nada ni nadie merece adoración sino Al-lah, y testifico que Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, es el Siervo de Al-lah y Su Mensajero. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {¡Oh, creyentes! Temed a Al-lah como es debido y no muráis sino sometidos a Él.} [Corán 3:102] {¡Oh, humanos! Temed a vuestro Señor Quien os Ha creado a partir de un solo ser, del que Creó a su esposa e Hizo descender de ambos muchos hombres y mujeres. Temed a Al-lah, en Cuyo Nombre os reclamáis vuestros derechos, y respetad los lazos de parentesco. Por cierto que Al-lah os Observa.} [Corán 4: 1]; y {¡Oh, creyentes! Temed a Al-lah, y hablad sólo con fundamento. Él Hará prosperar vuestras obras y Perdonará vuestros pecados. Sabed que quien obedece a Al-lah y a Su Mensajero obtendrá un triunfo grandioso.}[Corán 33:70-71]
La mujer y sus derechos políticos, sociales y maritales, son un tema que se ha tratado continuamente. Algunos, resaltando exageradamente lo “acertadas” que han sido las leyes, decretos y dictámenes humanos, desdeñan la Shari’ah y el especial cuidado que esta tiene de la posición de la mujer y sus derechos, alegando que las leyes de Al-lah son injustas con la mujer, porque, supuestamente, designan que se le encierre en la casa, que se le tape completamente el cuerpo y que se le prohíba ir de la mano del hombre hacia el progreso; además, la han “relegado” bajo la potestad del hombre, quien puede disponer de ella, sin importar si es justo o no, y tantas otras acusaciones absurdas y sin fundamento alguno. Estos alegatos irresponsables han sido creados para sostener lo que es insostenible, y para edificar todo el aparato que han creado alrededor de la llamada “lucha” por la liberación femenina y el establecimiento de los derechos humanos de cada persona.
Lemas sobre la libertad son los que supuestamente impulsan a estas personas para que arremetan contra todo lo que es islámico, sin importar si contradicen sus propias doctrinas e ideologías. Quieren “liberar” a la mujer musulmana del vestido digno que el Islam exige que usen, porque para ellos es indignante; sin embargo, no respetan las libertades individuales de cada persona y prohíben que una musulmana use el Hiyab (vestimenta islámica) en los centros educativos, permiten que una mujer exhiba de su cuerpo todo lo que quiera porque es su libertad, según ellos; pero cuando una quiere vestir pudorosa y dignamente, como lo enseña el Islam, ahí sí esa mujer no tiene el derecho de hacerlo… ¿No es esto contradictorio?, por supuesto que sí; Dice Al-lah (lo que se interpreta en español) : {Satanás les ha hecho ver sus malas obras como buenas, apartándolos del sendero recto, y por eso no se encaminan.} [Corán 27:24]
Lo más lamentable es que a sus filas se hayan sumado musulmanes, quienes se han dejado seducir por falta de conocimiento real y consciente de su religión, siguiendo paso a paso, como colas, el camino trazado por aquellos que quieren hacer de la mujer una mercancía barata. Estos musulmanes, creyendo que están haciendo algo bueno por la mujer, repiten las mismas palabras de sus maestros, gritan a toda voz los lemas que les son dictados para hacer sucumbir a las musulmanas ante las pasiones y deseos mundanales; olvidándose, o haciéndose los que se olvidan, de que la dignidad de la mujer, sus derechos, naturaleza, feminidad y decoro, están protegidos bajo la sombra de la conducta islámica en todo lo que con ellas tiene que ver. Pero, más triste aún es ver a estos títeres haciéndose los de la vista gorda frente a la dolorosa realidad de la mujer en las sociedades “liberales”. En dichas sociedades las pobres están sometidas a los caprichos del mercado y el comercio, generando un desplome de toda conducta recta, lo que ha traído como consecuencia que no les sean reconocidas sus funciones naturales y esenciales, y la han alejado de la noble tarea de educar a las nuevas generaciones, denigrándola por completo y olvidando que Al-lah, Altísimo sea, Estableció derechos y deberes para ella, al igual que lo Hizo con el hombre, para que se logre un equilibrio en la sociedad y se asegure su supervivencia. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {¿Acaso no lo va a saber Quien todo lo Creó? Él es Sutil, y Está bien informado de cuánto hacéis.} [Corán 67:14]
La Shari’ah ha establecido una serie de reglamentaciones que le garantizan a la mujer sus derechos como esposa y como persona, en todos y cada uno de los aspectos de la vida, lo que la protege de cualquier abuso y perdición, y salvaguarda su dignidad, personalidad independiente y posición elevada en la sociedad. Además, obliga al hombre ordenamientos específicos, a que cumpla con sus deberes en correspondencia con los derechos de ella. Ya que los detractores del Islam han tratado, y lo siguen haciendo, de desacreditar al Islam utilizando falsamente el lema de la “libertad de la mujer”, alegando que en el Islam no hay nada que le asegure a la mujer cualquier derecho y que, por el contrario, lo único que hace es denigrarla y rodearla de injusticia. Vemos que es necesario señalar los puntos en los que la Shari’ah establece no solo los derechos, sino las garantías que le permiten a la mujer desarrollarse libremente y ser respetada como lo que es donde quiera que se encuentre. Por más que quieran no podrán ocultar la verdad y lo que el Islam enseña respecto a la mujer; Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Pretenden extinguir la luz de Al-lah [el Mensaje] con sus palabras [sin fundamentos], pero Al-lah Hará que Su luz prevalezca aunque esto desagrade a los incrédulos.} [Corán 9:32]
Respecto a los derechos de la mujer como esposa y las garantías que le aseguran que estos sean cumplidos, la Shari’ah expone que:
· Sus derechos son irrevocables, tanto así que Al-lah Establece un castigo para todo aquel que los pase por alto o niegue; es más, estos no son suprimidos en caso de que sea obligada a renunciar a cualquiera de ellos, sea antes o después del matrimonio.
· La ley de Al-lah prohíbe que se la obligue a casar, en especial cuando dicho matrimonio puede causarle algún daño físico o espiritual. De ser obligada, ella tiene todo el derecho de solicitar la nulidad del contrato de matrimonio.
· La prohibición de que el esposo actúe en perjuicio de su esposa, como por ejemplo aplicar lo que se hacía en la Yahiliah (época antes del Islam o de la ignorancia) como Adh-Dhihar, que era el juramento del hombre de tratar a su mujer como a su madre; es decir, no la divorciaba, pero tampoco se acercaba a ella de por vida.
· La prohibición de que su Wali (responsable directo) le niegue el derecho de casarse cuando ella lo desee; de lo contrario, se prevé que la Walaiah (responsabilidad) la ejerza otro familiar suyo.
· Ella puede establecer todas las condiciones materiales que vea para su bienestar.
· Al Maher (la dote) es para ella, y no es una cuota por su compra.
· Se le permite solicitar el divorcio cuando las causas son justificables, y tiene el derecho de elegir si seguir casada o divorciarse en el caso de que su marido haya atentando contra su bienestar.
· En caso de desacuerdos entre la pareja, la Shari’ah establece que hayan dos mediadores que traten de establecer un acuerdo entre ellos.
· Se le establece el derecho a la herencia de su esposo, incluso si es divorciada y ella denuncia que fue divorciada injustamente.