Lo mejor acerca del mes de Ramadán es que es un tiempo de purificación; y debido a esto, me gustaría exponer mi opinión de la manera más simple, pura y clara posible. Espero que estén de acuerdo conmigo sobre que ciertos temas deben ser abordados de frente, y que es muy racional, a veces, hablar y escucharnos unos a otros con la predisposición y sinceridad necesarias para aceptar la verdad, aunque nos duela.
Ramadán es un tiempo de abstinencia de nuestros lujos diarios, pero no me refiero solamente a la comida y la bebida. Con la proximidad de Ramadán, muchos de nosotros, (o por lo menos así espero) decidirán abstenerse de la música y la televisión, y puede que los más fuertes de nosotros hasta dejen la Internet, salvo por lo que es estrictamente esencial. Una vez libres de estas diarias distracciones, tenemos esperanza de focalizar nuestra atención en lo único que realmente importa: aumentar nuestra conciencia de Al-lah, el Todopoderoso, y acercarnos a Él. Cuidaremos nuestro lenguaje y mediremos nuestras palabras, para evitar hablar a espaldas de los demás y mentir. Frecuentaremos la mezquita; y aquellos de nosotros que suelen ser negligentes con sus oraciones, crearán más conciencia.
Nuestro Profeta, Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, nos informó que cuando llega Ramadán, las puertas del Paraíso son abiertas y los demonios son encadenados. Se nos ordena ayunar con el único propósito de adquirir más Taqwa (conciencia de que Al-lah nos observa). Al-lah Dice en el Corán (lo que se interpreta en español): {¡Oh, creyentes! Se os prescribió el ayuno, al igual que a quienes os precedieron, para que alcancéis la piedad (At-Taqwah).} [Corán, 2:183] Ramadán es el mes en el que nuestros pecados son perdonados, nuestras oraciones son respondidas y nuestras buenas obras son multiplicadas. Uno sería un tonto si no toma ventaja de esto.
Pero me gustaría lanzar un reto, tanto a mi persona como a mis hermanos musulmanes jóvenes, en este Ramadán; o, más bien, debería decir después de este Ramadán.
Déjenme hacer algunas preguntas, que estoy seguro nos han asaltado a todos después del final de este mes: ¿Nuestra búsqueda de la Taqwah está limitada a este único mes del año? Después de que el ‘Id Al Fiter finaliza, ¿ya no deseamos acercarnos más a Al-lah? ¿Somos tan adictos a las distracciones de la vida mundanal, que no podemos evitarlas sino sólo un mes al año? Puede ser que este sea el caso; pero, ¿por qué tiene que ser así? Ramadán es, sin lugar a duda, un mes especial. En este mes, estamos motivados para hacer el bien, más que en cualquier otro periodo del año. Y aquí es donde viene el desafío. Debemos continuar nuestro esfuerzo por alcanzar la Taqwah durante todo el año, es más, durante toda nuestra vida. Como musulmanes, practicamos nuestra religión en cada aspecto de nuestra vida. El Islam no es simplemente una religión que adoptamos una vez a la semana, o una vez al año; es un esfuerzo constante para alcanzar una mayor fe a través de todas nuestras acciones, día y noche, sea Ramadán o no.
Le pido a mis hermanos y hermanas en el Islam que no vuelvan a sacar sus colecciones de mp3 el día del ‘Id, que no vuelvan a encender sus televisores y computadores nuevamente después de un largo mes de ayuno. Que continúen cuidando sus lenguas y que cumplan con sus oraciones. Será toda una lucha, no hay duda, pero Al-lah Promete ayudar a aquellos que se esfuerzan por su causa, cuando Dice (lo que se interpreta en español): {A quienes se esfuercen denodadamente por Nuestra causa, les afirmaremos en Nuestro camino. Ciertamente, Al-lah está con los benefactores.}[Corán, 29:69]
Una misión tan simple como “hacer el bien” es extremadamente difícil en un principio, con los susurros de Satanás ensordeciendo nuestros oídos y los placeres de esta vida encegueciendo nuestra vista. Pero según la promesa de Al-lah, si perseveramos pacientemente, Al-lah nos Guiará, facilitándonos el camino. Entonces, sin importar qué tan difícil suene ahora, el abandonar las cosas que nos apartan de Al-lah se hará más fácil cada día, hasta que se convierta en algo natural. Buscar a Dios está en la naturaleza innata del ser humano; por lo tanto, no puede ser tan difícil después de todo. Al-lah Dice en un Hadiz Qudsi: "Y si Mi siervo se acerca a Mí un palmo, Yo me acercaré a él la distancia de un antebrazo; y si se acerca a Mí la distancia de un antebrazo, Yo me Acercaré a él la distancia de un brazo entero. Y si viene a Mí andando, Yo iré a él corriendo".[Al Bujari y Muslim]
Si continuamos esforzándonos para acercarnos a Al-lah, Él Hará que nuestros sacrificios sean más fáciles y nos Recompensará por ellos.
Este año, hagamos que nuestras determinaciones de Ramadán duren toda una vida. Empecemos este mes bendito haciendo la intención de cambiar. Esforcémonos por la causa de Al-lah día tras día. Encadenemos a Satanás y hagamos lo posible para que las puertas del Paraíso queden abiertas aún después de Ramadán. Démosle al fruto de nuestro ayuno una oportunidad sincera de durar más de un mes, una oportunidad para influenciar nuestra vida diaria y, eventualmente, nuestra vida futura.
Seamos resueltos, para así darle forma a nuestra vida presente y futura.