¡Alabado sea Al-lah!, Señor de los mundos. Testifico que nadie merece ser alabado excepto Al-lah, y que Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, es Su siervo y mensajero.
Sin lugar a dudas, la esposa tiene más derecho a lavar el cadáver de su difunto esposo que la madre. Por otra parte, la madre del hombre no tiene derecho a lavar su cuerpo a menos que no haya nadie más que lo haga, como la esposa o incluso un hombre aunque no sea su pariente.
An-Nawawi, que Al-lah, tenga misericordia de él, dijo en Al-Maymu’: "Si el muerto deja atrás a una esposa, le es permitido a ella, a nuestros ojos, lavar su cuerpo. Esa es la opinión de todos los eruditos con excepción de Ahmad, de acuerdo a una de las narraciones reportadas de él".
En cuanto a si se le debe dar prioridad a ella sobre sus parientes paternos más cercanos, este está abierto a dos opiniones distintas. La más válida según la opinión de la mayoría, es que no se le debe dar prioridad sobre ellos. Los parientes paternos cercanos tienen prioridad, luego los hombres parientes, luego los hombres foráneos, luego la esposa, y en último lugar están las mujeres para las que él era Mahram. Esta es la afirmación de At-Tanbih y Al-Yuryani en At-Tahrir. La otra opinión es que la esposa debe tener prioridad sobre todos ellos, y esto está autenticado por Al-Bandaniyi.
Y Al-lah sabe más.