¡Alabado sea Al-lah!, Señor de los mundos. Testifico que nadie merece ser alabado excepto Al-lah, y que Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, es Su siervo y mensajero.
La residencia es uno de los derechos de la esposa sobre el marido, y ella puede exigirla aún si tiene su propia casa, y no es apropiado que ella tenga que llevar a su marido a vivir con ella a su casa. Si ella concede su derecho de residencia y le permite a su esposo vivir en su casa, no hay culpa en ella ni es su marido. Esto es porque la casa es propiedad privada de ella, y por lo tanto, es lícito que alguien más la utilice si ella lo acepta de buen grado, como lo confirma la afirmación de Al lah Todopoderoso (lo que significa): {Pero si ellas renuncian a parte de ella [la dote] en favor de ustedes, dispongan de ésta como les plazca.} [Corán 4:4]
El Mensajero de Al lah, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Es ilícito tomar la propiedad de un musulmán, a menos que este la ceda voluntariamente.” [Ahmad, Ad-Daaraqutni y otros]
No hay prueba de que el Mensajero de Al lah, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, hubiera vivido en la casa de ninguna de sus esposas, y no hay informes de que alguno de los compañeros (que Dios esté complacido con ellos) lo haya hecho. Pero no hay evidencia en contra de que esto esté permitido.
Y Al lah sabe más.