Alabado Sea Al-lah, Señor del Universo. Doy testimonio que nada ni nadie merece ser adorado sino Al-lah, y que Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, es Su siervo y mensajero.
Inicialmente le decimos que todo musulmán debe alegrarse por la llegada del mes de Ramadán y apresurarse en arrepentirse sinceramente por los pecados que haya podido cometer. De igual manera debe buscar la forma de dedicar más tiempo a toda forma de adoración como la oración, lectura del Corán, Adh-Dhikr, Al 'I'tikaf, dejar de lado todo acto de desobediencia a Al-lah y devolver todo lo que tiene de otras personas, entre otras cosas.
Lastimosamente mucha gente solo piensa en lo superficial cuando llega Ramadán, se dedican a buscar ingredientes para comidas especiales que solo preparan en este mes, o a la decoración interna y externa de las casas y mezquitas. Ellos deberían más bien tratar de alcanzar el objetivo principal del ayuno y la adoración especial que se lleva acabo durante esos valiosos días, dicho objetivo es alcanzar At-Taqwah (el temor a Al-lah). El ayuno se estableció como ayuda para el ser humano a que alcance el más alto nivel de temor a Al-lah, por eso es que no se come ni bebe durante el día, lo cual se traduce en una disminución de la circulación sanguínea, y según lo establecen los eruditos, este estado impide que Satanás tenga influencia sobre nosotros.
Y Al-lah sabe mejor.