Alabado Sea Al-lah, Señor del Universo. Doy testimonio que nada ni nadie merece ser adorado sino Al-lah, y que Muhammad, sal-la Al-lahu ‘alaihi wa sal-lam, es Su siervo y mensajero.
Le suplicamos a Al-lah que le conceda Su perdón y misericordia a su padre y a todos los musulmanes que han muerto. Él, sin lugar a dudas, tenía que haber cumplido con sus oraciones de pie, sentado, acostado, o en la posición que le hubiese sido posible, sin importar si podía o no dirigirse hacia la Qibla. Esto porque la oración no deja de ser obligatoria si la persona goza de las facultades mentales que lo mantienen consciente. Pero como ya pasó lo que pasó, lo único que se le aconseja que haga es mucha súplica por su padre pidiendo por su perdón. No es obligatorio, es más, no es permitido que usted u otra persona reponga las oraciones que él dejó de hacer.
Y Al-lah sabe más.