Alabado Sea Al-lah, Señor del Universo. Doy testimonio que nada ni nadie merece ser adorado sino Al-lah, y que Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, es Su siervo y mensajero.
Primero que todo, visitar la cueva de Hirah no se considera como una forma de adoración para que se pregunte: ¿por qué no la visitó el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam? Segundo, luego de que Al-lah, Altísimo sea, Bendijo a Su Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, con la revelación del mensaje, nunca más él volvió a esta cueva.
Ibn Taimiah, que Al-lah le Dé Su perdón, dijo: “El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, permaneció en la Meca después del inicio de la revelación durante 10 años antes de emigrar a Mediana. Luego de la Hégira volvió a Meca en tres ocasiones: cuando hizo la ‘Umrah (peregrinación menor), el año en que la conquistó y para hacer el Hayy (peregrinación mayor) de la despedida. En cada una de esas visitas permaneció algunos días en la ciudad; sin embargo, nunca fue a la cueva de Hirah.”
Y Al-lah Sabe mejor.