Alabado Sea Al-lah, Señor del Universo. Doy testimonio que nada ni nadie merece ser adorado sino Al-lah, y que Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, es Su siervo y mensajero.
Lo único que se encuentra en los libros de As-Sirah (biografía profética) y hadiz es que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, acostumbraba hacer retiros voluntarios en la cueva de Hirah durante el periodo anterior al inicio de la revelación. ‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella, en un relato transmitido por Al Bujari, que Al-lah le Dé Su perdón, menciona que él, sallallahu ‘alaihi wa sallam, acostumbraba hacer retiros en esta cueva durante varias noches para adorar a Al-lah.
En cuanto a la forma de adoración que acostumbraba, Ibn Hayar, que Al-lah le Dé Su perdón, dijo en la explicación del relato anterior: “Lo hacía como los Hanif, es decir, como la gente que adoraba a Al-lah siguiendo las enseñanzas que todavía quedaban del Profeta Ibrahim (Abraham), la paz de Al-lah sea con él”.
Queremos aconsejarle que profundizar en el estudio y conocimiento de la forma de adoración que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, acostumbraba antes del inicio de la revelación, no es un asunto de significativa importancia, porque no representa ningún tipo de obligación por parte nuestra el aplicarla a nuestra forma de adoración diaria. Por lo anterior, el musulmán debe invertir sus esfuerzos en investigar y aprender la forma en que el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, adoraba Al-lah tras el comienzo de la revelación, pues es su deber conocer cómo era que él hacía Al Wudu’ (la ablución), la oración y todas las demás acciones que se establecieron después del inicio de la revelación del Islam.