¡Alabado sea Al-lah!, Señor de los mundos. Testifico que nadie merece ser alabado excepto Al-lah, y que Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, es Su siervo y mensajero.
Cualquier cosa que haga que un hombre vea el ‘Awrah (es decir, las partes privadas de una mujer que deben permanecer cubiertas), independientemente de que ella sea Mahram para él, es ilícito. Por lo tanto, no está permitido que un hombre realice el lavado del cadáver de alguna de sus Mahram de forma tal que pueda ver el ‘Awrah de ella, ya sea que ella sea su suegra o alguna de sus consanguíneas prohibidas. Según los eruditos, la mujer fallecida debe ser lavada por una mujer o por su esposo. Sin embargo, si no hay esposo ni hay mujer alguna, uno de sus Mahrams puede lavar su cadáver mientras lo mantiene cubierto, y poniéndose un trozo de tela sobre la mano con que la lava de tal modo que no sienta el contacto con la piel.
Y Al-lah sabe más.