Las alabanzas a Al-lah, el Señor de todos los mundos. Atestiguo que no hay otro dios sino Al-lah, y que Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa salam, es Su siervo y Mensajero.
El dentista debe temer a Al-lah, Glorificado Sea, y tratar al paciente, que se somete a sus indicaciones y confía en él, de la mejor manera, evitando hacerle daño en la medida de lo posible, inclusive si esto conlleva dificultad para el dentista. Le aconsejamos así, porque éste es su trabajo, y porque recibe dinero a cambio de hacerlo.
Por eso, le aconsejamos, estimado hermano, que trate bien al paciente y que haga su deber lo mejor posible, ya que este trabajo suyo es como una forma de aconsejar al musulmán, y una parte de su responsabilidad como dentista.
Y Al-lah sabe mejor.