Alabado Sea Al-lah, Señor del Universo. Doy testimonio que nada ni nadie merece ser adorado sino Al-lah, y que Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, es Su siervo y mensajero.
Con respecto a la historia de la ascensión de la piedra con el Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, los estudiosos del Islam, que Al-lah les dé Su perdón, sostienen que esto carece de fundamentos y que sólo es un rumor. Ningún erudito ha atribuido esto alguna vez al Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam. Más aún, los musulmanes de la época de los ‘Califas bien guiados’ y de la época de Mu’awiah, y de la generación que vino después de él, no solían honrar a esa piedra o ir a ella, incluso si hubiese sido exhibida. Fue sólo en la época de ‘Abdul Malik ibn Marwan que la gente comenzó a honrarla.
Por lo tanto, no se ha corroborado la excelencia de esa piedra en ninguna narración profética, como sostienen algunos estudiosos, tales como Ibn Taymiyyah e Ibn Al Qayyim, y ninguna narración auténtica es reportada a este respecto.
Y Al-lah Sabe mejor.