Al-lah, Glorificado sea, ordenó en varios apartes del Corán que se obedeciera a Su Mensajero, además, de hacerlo con las propias palabras del Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él. Es más, comparó la obediencia a Su Enviado con la obediencia a Él mismo, dijo: {Quien obedezca al Mensajero obedece a Al-lah} [Corán 4:80]. De igual manera, nos ordenó cumplir con lo que él mandó y dejar de hacer lo que él prohibió, dijo: {Lo que les ha transmitido el Mensajero tómenlo} [Corán 59:7]. Ibn Kazir comentó: “Obedézcanle en todo lo que ordena y prohíbe, pues todo lo que manda es bueno y todo lo que prohíbe es malo”. Ibn Taimia dijo: “Al-lah ordenó que se obedeciera a Su Profeta en más de treinta pasajes del Corán. Hizo que su obediencia fuera igual que la Suya, y que desobedecerlo fuera como desobedecerle a Él Mismo”.
Así como la obediencia al Profeta es igual que la obediencia a Al-lah, el buen comportamiento para con Al-lah debe ser aplicado también para con Su Mensajero, ya que hacerlo implica que se está aplicando para con todos los Profetas. El buen comportamiento para con el Mensajero de Al-lah supone obedecer sus órdenes y aceptar sus juicios, dijo Ibn Al Qaiem: “Lo más importante en el buen comportamiento para con el Profeta es obedecerlo por completo, aceptar y creer en lo que transmitió, sin que la duda y la supuesta racionalidad haga que se rechace o sobrepongan otras opiniones, comportamiento que los Profetas establecieron, ya que además de creer en Su absoluta unicidad, Lo adoraron, Le suplicaron, se sometieron y se encomendaron única y exclusivamente a Él”.
Al-lah mismo decretó que no tiene fe quien no acepte el juicio y las disposiciones de Su Mensajero, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él. Este hecho tiene una magnitud inimaginable y señala un peligro inmenso. ‘Abdul-lah Bin Az-Zubair, que Al-lah esté complacido con él, reportó: “Un hombre de los ansar discutió con Az-Zubair en relación con el agua que regaba los cultivos de palmeras. Le exigía que dejara pasar el agua a su cultivo. Se dirigieron al Enviado de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y él dijo: ‘Zubair, riega tu terreno un poco (no hasta donde tienes derecho) y luego abre el canal para que el agua pase al de tu vecino’. El hombre se molestó y le dijo al Profeta: ‘Lo favoreciste porque es tu primo’. La cara del Mensajero de Al-lah se enrojeció y dijo: ‘Zubair, deja que el agua llegue hasta el muro y se llene bien (como es tu derecho); y luego, cuando esté bien lleno, abre y deja que el agua siga al terreno de tu vecino’. Az-Zubair dijo: ‘Juro por Al-lah que de este suceso entendí que esta aleya fue revelada por causa de lo sucedido con este hombre (que rechazó lo que el Profeta había mandado): {Pero no, [juro] por tu Señor que no creerán [realmente] a menos que te acepten como juez de sus disputas, y no se resistan a aceptar tu decisión y se sometan completamente} [Corán 4:65]’” (Bujari). Ibn Kazir y Al Wahidi mencionaron este hadiz como la causa por la que se reveló esa aleya. Sin embargo, la mayoría de los mufassirun concuerdan en que este verso se reveló por la disputa que hubo entre uno de los hipócritas y un judío, donde el primero fue donde un monje para que decidiera en su disputa, pues este suceso concuerda con lo especificado en el inicio del verso: {Pero no, [juro] por tu Señor que no creerán [realmente]}, esta opinión es la de Muyahid, ‘Ata’ y Ash-Sha’bi. Lo más evidente es que ambos incidentes se dieron en momentos muy cercanos, pese a que indudablemente fue revelado en respuesta a lo acontecido con Bishr el hipócrita, y por eso Az-Zubair pensó que había descendido por lo que le sucedió con el ansari. At-Tabari trató de conciliar entre las dos razones por las que fue revelada esta aleya diciendo que no había problema en pensar que fue por lo que pasó entre Az-Zubair y quien lo denunció, ya que el contenido del verso es general.
Al Qurtubi dijo: “El Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, quiso conciliar entre las dos partes, y por eso le pidió a Az-Zubair, que era la persona a la que le llegaba el agua primero, que renunciara a su derecho de llenar todo su cultivo y que apenas lo humedeciera y que dejara pasar el agua a su vecino, instándolo a ser condescendiente; pero el ansari se enojó y rechazó el juicio del Mensajero de Al-lah porque él no quería que el agua fuera retenida, como lo establecía la ley y la costumbre, y por eso fue grosero y atrevido, ya que acusó al Enviado de Al-lah de favorecer a Az-Zubair porque era su primo. Esta falsa acusación enfureció al Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, por lo que de inmediato decretó que las cosas siguieran como la ley lo mandaba, así que decidió que Az-Zubair regara tal como era su derecho”.
Ibn Kazir comentando sobre esta aleya dijo: “Al-lah jura por Su Ser Santo y Puro que nadie será creyente hasta que no acepte lo que Su Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, decrete y juzgue en todo asunto, pues lo que él decida es lo correcto y la verdad, por lo tanto hay que aceptar su juicio tanto interna como externamente, por eso dijo: {[…] y no se resistan a aceptar tu decisión y se sometan completamente}, es decir: que no se sientan incomodidad por lo que juzgas y que en su interior y exterior hay aceptación, sin que haya resistencia, por eso se menciona en el hadiz: ‘Juro por Quien tiene mi ser en Sus Manos que no serán creyentes verdaderos hasta que sus pasiones se sometan ante el mensaje que se me reveló’”.
At-Tibi dijo: “Las palabras del Profeta de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él: ‘Zubair, riega tu terreno un poco (no hasta donde tienes derecho) y luego abre el canal para que el agua pase al de tu vecino’ fue un llamado al bien y a la concordia, instándolo a que renunciara a parte de su derecho para tal fin, y no se trataba de un juicio categórico; pero al ver la reacción del ansari quien quería ignorar el derecho que Az-Zubair tenía por ley, de inmediato le ordenó que después de regar su plantación como le correspondía, solo después, el pasara el agua a su vecino. En este suceso se encuentra la evidencia de que el juez puede omitir el castigo discrecional, pues el Profeta no reprendió al ansari por su rebeldía y acusación. Además, se expone que el Mensajero de Al-lah estableció un juicio pese a que estaba enojado, siendo que él mismo prohibió dictar veredictos cuando el juez está molesto. Pero su caso es especial, ya que él solo dijo la verdad sin importar su estado de ánimo”.
Ibn Hubaira dijo: “Cuando el ansari ignoró lo ordenado por el Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y lo acusó de obrar de mala fe, el Profeta le restableció los derechos completos a Az-Zubair, para que ese hombre recapacitara y lo respetara”.
En Sharh Sunan Abi Dawud de Al Jattabi se mencionó: “Existe diferencia en la opinión de los expertos respecto a la primera orden que dio el Mensajero de Al-lah, la primera opinión establece que lo hizo en forma de consulta y para que Az-Zubair cediera parte del derecho que le correspondía como un favor y muestra de benevolencia hacia su vecino, sin que dicha orden fuera un decreto e imposición; por eso, cuando el ansari respondió de la manera como lo hizo, dictó lo que la ley establece como obligatorio”.
El respeto, la obediencia y el cumplimiento de lo que ordenó y prohibió el Enviado de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, después de su muerte es una obligación, además, es una de las razones que ayudan a la persona a encaminarse por la vía recta y a alcanzar la felicidad, dijo Al-lah: {Pero si le obedecen [al Mensajero] estarán bien guiados} [Corán 24:54]. También nos advirtió sobre contradecir sus órdenes: {Y a quien desobedezca a Dios y a Su profeta y traspase Sus límites, Él le hará entrar en un Fuego en el que permanecerá eternamente y recibirá un castigo humillante} [Corán 4:14]. Por lo que es una obligación que acreditemos lo que nos enseñó y aceptar con complacencia lo que ordenó, como Al-lah dijo: {Pero no, [juro] por tu Señor que no creerán [realmente] a menos que te acepten como juez de sus disputas, y no se resistan a aceptar tu decisión y se sometan completamente} [Corán 4:65].