{Ciertamente en el Corán está todo lo que los siervos necesitan [para ingresar al Paraíso]. Y no te enviamos [¡Oh, Muhammad!] sino como misericordia para los mundos.} [Corán 21:106-107]
El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, era el más bondadoso de los hombres; de igual forma, excedía a los demás en coraje y valor. Ya que tenía un corazón extremadamente bueno, sus ojos se desbordaban en lágrimas ante la más pequeña muestra de inhumanidad. Un Compañero, Shaddad Bin ‘Aws, que Al-lah Esté complacido con él, reportó que el Apóstol de Al-lah dijo: “Al-lah les Ha ordenado que muestren bondad a todos; por eso, si tienen que matar, maten de buena manera; y si sacrifican a un animal, sacrifíquenlo cuidadosamente. Si alguno de ustedes tiene que matar un animal debe afilar el cuchillo primero y tratar bien al animal”. Ibn ‘Abbas, que Al-lah Esté complacido con él, relató que un hombre lanzó a una cabra sobre su costado y luego comenzó a afilar su cuchillo. Cuando el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, lo vio, dijo: “¿Quieres matarla dos veces? ¿Por qué no afilas el cuchillo antes de arrojarla al suelo?”
Una misericordia para los creyentes
La compasión del Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, hacia los creyentes era del nivel más alto. El Corán describe su compasión en el siguiente verso (que se interpreta en español): {Ciertamente se os ha presentado un Mensajero de entre vosotros que se apena por vuestras adversidades, se preocupa y desea que alcancéis el bien [e ingreséis al Paraíso]; es compasivo y misericordioso con los creyentes.} [Corán 9:128]
Sa’ad Ibn ‘Ubada, que Al-lah Esté complacido con él, cierta vez se enfermó, así que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, lo visitó en su casa. Al ver a su devoto compañero en un estado lamentable, se conmovió hasta las lágrimas. Entonces dijo: “Al-lah no Castiga por las lágrimas ni por la angustia, sino que Castiga por esto” –y señaló hacia su lengua. [Bujari]
Una misericordia hacia sus enemigos
Los prisioneros de guerra que fueron tomados en la batalla de Bader estaban entre sus más acérrimos enemigos. Sin embargo, él, sallallahu ‘alayhi wa sallam, se aseguraba de que ellos recibieran el mejor trato. Entre ellos estaba Suhail Bin ‘Amer, quien era un orador impetuoso y estaba denunciando al Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam. ‘Umar, que Al-lah Esté complacido con él, uno de los Compañeros más cercanos al Profeta, sugirió que dos de sus dientes inferiores fuesen arrancados para que así no pueda ser tan vil en sus discursos. El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, respondió: “Si yo hiciera esto Al-lah me Desfiguraría en el Día del Juicio, a pesar del hecho de que soy Su Mensajero”.
En Meca, su gente le ocasionó toda clase de sufrimiento, forzándolo eventualmente a emigrar a Medina, y luego le hicieron la guerra por 5 años. Sin embargo, cuando él conquistó Meca sin derramar sangre en el año 21 de su misión, les preguntó a los mecanos incrédulos, quienes estaban esperando su decisión sobre ellos: “¿Cómo esperan que los trate?” Ellos respondieron unánimemente: “Tú eres un noble, el hijo de un noble”. Luego él les anunció su decisión: “Pueden irse, son libres. Ningún reproche habrá este día para ustedes, que Al-lah los Perdone”.
Una misericordia para las mujeres
El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, también era muy bondadoso y afectivo hacia las mujeres. Las mujeres eran tratadas muy mal en esos tiempos. El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, les dio el mismo honor y dignidad que a los hombres en la comunidad. ‘Umar, que Al-lah Esté complacido con él, reportó: “No teníamos mucho respeto por las mujeres mientras estábamos en Meca, pero ellas fueron tratadas mejor en Medina. El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, estableció los derechos de la mujer a través de sus enseñanzas y mandamientos, lo cual mejoró su posición y estatus”.
Una misericordia para los niños
El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, era particularmente compasivo hacia los niños. Cuando veía a un niño llorando se sentaba a su lado y compartía sus sentimientos. Él sentía el dolor de una madre por su hijo más que su propia madre. Una vez dijo: “Me levanté para rezar y deseaba prolongar (la oración). Sin embargo, escuché el llanto de un niño y acorté la oración por la ansiedad que la madre estaba sintiendo”. [Bujari]
Solía tomar a los niños en sus brazos. Una vez estaba abrazando a sus amados nietos, Hasan y Husain, cuando Aqrah Bin Habis le dijo: “He tenido 10 hijos. Hasta ahora nunca he besado a ninguno de ellos”. El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, respondió: “A quien no tenga compasión para con otros no se le tendrá compasión”. [Bujari y Muslim]
De acuerdo con otra versión, él dijo: “¿Qué puedo hacer por ti si Al-lah Ha removido de ti el sentimiento de la compasión?” [At-Tirmidhi]
Una misericordia para los esclavos
El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, impuso fuertemente el deber de dar un trato bondadoso y generoso a los esclavos, sirvientes y obreros dedicados al trabajo manual. Yabir, que Al-lah Esté complacido con él, relató que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Aliméntenlos con la comida que ustedes comen, vístanlos con la clase de ropa que ustedes visten y no causen problemas a las criaturas de Al-lah”. También se reporta que él dijo: “Aquellos a quienes Al-lah Ha hecho vuestros dependientes son vuestros hermanos, siervos y ayudantes. Cualquiera cuyo hermano ha sido subordinado a él, debe alimentarlo con la comida que él come y vestirlo con la ropa que él viste, no le debe ordenar que haga lo que él no es capaz de hacer y, si es necesario hacerlo, entonces debe ayudarle a hacer el trabajo”.
Una misericordia para los animales
Su compasión no solo abarcaba a los seres humanos, sino también a los animales.
El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, prohibía a sus compañeros mantener a una criatura hambrienta o sedienta, molestarla o agobiarla. Él recalcó que la bondad y el facilitarles las cosas eran actos meritorios que acercan al hombre a Al-lah. Abu Hurairah, que Al-lah Esté complacido con él, reportó que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Un viajero que estaba sediento vio un pozo en el camino. Fue al pozo, y cuando salía vio a un perro lamiendo el barro debido a la sed. El hombre se dio cuenta que el perro estaba sediento como él, entonces regresó al pozo, llenó su zapato de cuero con agua y lo llevó sosteniéndolo con sus dientes. Así, él apagó la sed del perro. Al-lah se Satisfizo con su acto de bondad y Perdonó sus pecados”. Los Compañeros preguntaron: “Oh, Mensajero de Al-lah, ¿también hay recompensa con respecto a las bestias y animales salvajes?” El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, respondió: “Hay recompensa con respecto a toda criatura que tiene un corazón vivo”.
‘Abdullah Ibn ‘Umar, que Al-lah Esté complacido con él, dijo: “Una mujer fue arrojada en el Infierno solo porque había suspendido el alimento y el agua de su gato y no quiso dejarlo libre para que pudiera satisfacer su hambre comiendo gusanos e insectos”.
Una vez, de regreso de una campaña militar, algunos Compañeros tomaron de un nido los polluelos de un pájaro para acariciarlos. La madre regresó y cuando no encontró a sus polluelos en el nido comenzó a volar alrededor buscándolos. Cuando fue informado del asunto, el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, se enojó y ordenó que los polluelos fueran puestos de nuevo en el nido [Abu Dawud].
Conclusión
El amor y compasión del Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, por todas las criaturas no era del tipo que proclaman hoy en día los “humanistas”. Él era sincero y equilibrado en su amor y compasión. Él era más compasivo que cualquier otra persona. Él era un Profeta levantado por Al-lah, el Creador y Sustentador de todos los seres, para la guía y la felicidad de los seres conscientes –la humanidad y los genios– y la armonía de la existencia. Por lo tanto, él no vivió para sí mismo, sino que vivió para los demás; él es una misericordia para todo el universo.